¿Quién soy?
¡Qué tal¡ me llamo Samuel Ortiz Urquijo, hijo de Joaquín Ortiz y Angela Viviana Urquijo. Soy un joven de 16 años que lleva una vida normal y propia de un adolescente. Actualmente estoy cursando grado once y próximamente me graduaré de bachiller. Además, quiero contarles que fui operado del corazón por tres soplos cardiacos a la edad de 7 meses. Soy de signo sagitario y tengo una estatura de 1.82 cm, calzo 43, tengo cabello largo de color negro y crespo, ojos color miel con un toque de verde hacia los bordes, un poco musculoso, uso gafas y tengo poca barba. Sin embargo, con el pasar de los días la barba se ha hecho más poblada y notoria.
Por otro lado, les cuento que soy una persona muy altruista; es decir, que
se interesa bastante por el bienestar de los demás, más que por el propio. También,
soy muy noble, humilde, carismático, colaborador, cariñoso, agradecido, soñador,
respetuoso, solidario, responsable, estudioso y disciplinado por el deporte. No
obstante, la honestidad es una de mis mayores cualidades.
Así mismo, una de mis grandes pasiones es la música, aquella que me
impulsa, me impulsó y me impulsará a seguir adelante en mi camino hacia el
éxito y a cumplir mis metas en la vida; es más, desde el canto dulce de las
cuerdas de una guitarra hasta las hermosas sonoridades de un piano giran mi
vida y mis sueños; y son las que hasta este momento han construido mis pasos
que de a pocos me hacen mejorar cada vez más. Por ende, es la música la que me
ha hecho una mejor y más buena persona.
De igual manera, quiero compartirles que vivo y crecí en el barrio Quinta
Ramos, en el sur de la capital colombiana, donde al principio no encajé muy
bien, puesto que nunca fui igual que el montón, cosa que me hizo víctima de
Bullying durante un largo periodo. En contraste, aprendí a aceptarme como
realmente soy: una persona “distinta” y de buenos sentimientos que nunca
permitirá que una sola palabra dirigida con odio hacia él, lo afecte por ningún
motivo. Finalmente, hoy en día estoy a punto de terminar mis procesos de
bachiller, totalmente feliz en lo que me he convertido y en lo que la vida me
ha moldeado, esperando con ansia lo que me deparará el futuro.
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